ORIENTACIONES CON RELACIÓN A LA MÚSICA PARA LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

 

La Iglesia Adventista del Séptimo Día surgió en cumplimiento de la profecía con el obje­tivo de preparar a un pueblo para el regreso de Jesús. Fue escogida como un instrumento di­vino para proclamar a todo el mundo las buenas nuevas de salvación por la fe en el sacrificio de Cristo y la obediencia a sus mandamientos.

 

La vida de aquéllos que aceptan esa respon­sabilidad debe ser tan consagrada como su pro­pio mensaje. Este principio se aplica, de manera especial, a aquéllos que, por medio de la música, tienen la misión de conducir a la iglesia de Dios en la adoración, en la alabanza y en la evangeli­zación, ya que "la música sólo es aceptable a Dios cuando el corazón es consagrado, enternecido y santificado" (Elena G. de White, Carta 198-1895). Es necesario recibir primero, para ofrecer después. Es necesario tener un compromiso personal con el mensaje, para poder transmitirlo después. Es necesario tener un encuentro personal con Dios, para entonces reconocer su santidad, desarro­llando así una sensibilidad musical adecuada.

 

Ante esta realidad, los que producen, selec­cionan o interpretan la música usada en la iglesia, necesitan mucha comunión, sabiduría, orienta­ción y apoyo. Deben tener una visión de la gran­deza del ministerio que tienen en sus manos y también el máximo cuidado al hacer sus eleccio­nes. "No es suficiente entender los rudimentos del arte de cantar, sino que, junto con la comprensión y el conocimientodebe haber tal conexión con el Cielo que los ángeles puedan cantar por interme­dio de nosotros" (Mensajes selectos, 1. 3, p. 383).

 

La música es uno de los dones más grandes dados por Dios y, por eso mismo, es un elemento indispensable en el proceso de crecimiento cris­tiano. "La música es uno de los grandes dones que Dios concedió al hombre, y uno de los ele­mentos más importantes en un programa espiri­tual. Es una avenida de comunicación con Dios, y es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual" (La educación, p. 168).

 

Ejerce influencia sobre asuntos de conse­cuencias eternas. Puede elevar o degradar, y ser empleada tanto para el bien como para el mal. "Tiene poder para subyugar naturalezas rudas e incultas, para avivar el pensamiento y despertar simpatía, para promover la armonía en la acción, y desvanecer la melancolía y los presentimientos que destruyen el valor y debilitan el esfuerzo" (La educación, p. 167).

 

La música es uno de los elementos más im­portantes en cada actividad de la iglesia, y por eso debe ser usada siempre de manera edificado­ra. "El canto es uno de los medios más eficaces de impresionar el corazón con la verdad espiritual. A menudo, por las palabras del cántico sagrado, fueron abiertas las fuentes del arrepentimiento y de la fe" (El evangelismo, p. 365).

 

Las siguientes orientaciones son presentadas procurando el crecimiento del área de la música, de cada músico involucrado y de la iglesia como un todo. Complementan los principios presenta­dos por la Asociación General y deben dirigir la música dentro de la Iglesia Adventista en Suda­mérica. Su aceptación proporcionará elecciones sabias, el cumplimiento de la misión y la conquis­ta de mejores resultados.

 

A fin de identificar correctamente el papel de la música y de los músicos adventistas, toda la actividad musical de la iglesia deberá ser llamada Ministerio de la Música. Los músicos adventistas tendrán una visión clara de su papel como minis­tros; y la iglesia, una visión distinta de la música, su objetivo y su mensaje como un ministerio.

 

l. EL MÚSICO

1. Debe cultivar una vida de devoción, a la al­tura de un cristiano auténtico, basada en la prác­tica regular de la oración y la lectura de la Biblia.

 

2. Necesita expresar su encuentro personal con Cristo por medio de la música.

 

3. En consecuencia, trata a la música como una oración o un sermón, preparándose espiri­tualmente para cada presentación (El evangelis­mo, p. 371).

 

4. Debe representar correctamente los prin­cipios de la iglesia en su vida y reflejar el mensaje de la música que presenta, edita o compone.

 

5. Debe estar en armonía con los principios de la iglesia, viviendo los principios de la mayor­domía cristiana y siendo miembro activo de una iglesia local.

 

6. Precisa desarrollar el arte, en todas sus actividades, como un ministerio. No resalta su imagen personal, sino el mensaje que será trans­mitido.

 

7. Cuida su apariencia personal, para reflejar el patrón de modestia y decencia presentado por la Biblia.

 

8. Canta con entonación clara, pronunciación correcta y articulación distinta (Obreros evangéli­cos, p. 370).

 

9. Evita todo lo que pueda apartar la atención del mensaje de la música, comogesticulación ex­cesiva y extravagante, y orgullo en la presenta­ción (El evangelismo, p. 365).

 

10. En sus presentaciones evita la amplifica­ción exagerada, tanto vocal como instrumental.

 

11. Evita el uso de tonos estridentes, distor­siones vocales o instrumentales, así como también el estilo de los cantantes populares.

 

12. Respeta el ambiente de la iglesia y las horas del sábado al vender sus materiales.

 

13. Debe recibir orientación y apoyo espi­ritual del liderazgo del Ministerio de la Música, líderes de la iglesia y del pastor local.

 

II. LA MÚSICA

1. Glorifica a Dios y ayuda a los oyentes a adorarlo de manera aceptable.

 

2. Debe ser compatible con el mensaje, man­teniendo el equilibrio entre el ritmo, la melodía y la armonía (1 Crón. 25:1, 6, 7).

 

3. Debe armonizar la letra con la melodía, sin mezclar lo sagrado con lo profano.

 

4. No sigue tendencias que abran la mente hacia pensamientos impuros, que llevan a com­portamientos pecaminosos o que destruyan el aprecio por lo que es santo y puro."La música secular o aquélla que sea de naturaleza dudosa o cuestionable nunca debiera introducirse en nues­tros cultos" (Manual de la iglesia, p. 74).

 

5. No se deja guiar sólo por el gusto y la expe­riencia personales. Los hábitos y la cultura no son guías suficientes en la elección de la música. "En algunas de nuestras iglesias he escuchado solos que eran inapropiados para el servicio de culto en la casa de Dios. Las notas prolongadas y los soni­dos peculiares tan comunes en el canto de ópera no agradan a los ángeles. Éstos se complacen en oír los sencillos cantos de alabanza expresados en un tono natural" (El evangelismo, p. 372).

 

6. No debe rebajarse a fin de obtener con­versiones, sino que debe elevar al pecador hacia Dios (El evangelismo, p. 105). Elena de White dice que "[...] volverían a ocurrir justamente antes de la terminación del tiempo de gracia. [...] vocerío acompañado de tambores, música y danza. El juicio de algunos seres racionales quedará con­fundido de tal manera, que no podrán confiar en él para realizar decisiones correctas. Y a esto con­sideran como la actuación del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante ese ruido desconcertante. Esto consti­tuye una invención de Satanás para ocultar sus ingeniosos métodos destinados a tornar inefi­caz la pura, sincera, elevadora, ennoblecedora y santificadora verdad para este tiempo" (Mensajes selectos, t. 2, p. 41).

 

7. Provoca una reacción positiva y saludable en aquéllos que la oyen.

 

III. LA LETRA

1. Debe ser de fácil comprensión y estar en armonía con las enseñanzas de la Biblia.

 

2. Debe tener valor literario y teológico con­sistente. No usar letras livianas, vagas y senti­mentales, que apelen sólo a las emociones.

 

3. No debe ser superada por los arreglos o los instrumentos de acompañamiento.

 

4. Debe mantener el equilibrio entre himnos dirigidos a Dios y cánticos que contienen peticio­nes, llamados, enseñanzas, testimonios, amo­nestaciones y ánimo (Col. 3:16;He. 5:19).

 

5. Se debe evitar su presentación en otro idioma, que no sea el local, para que pueda ser comprendida y los oyentes sean edificados.

 

IV. LA ALABANZA DE LA CONGREGACIÓN

1. Debe ser más valorada, porque por medio de ella toda la iglesia participa. "El canto no siem­pre debe ser hecho sólo por algunos. Permítase que toda la congregación participe, tanto como sea posible" (Testimonies, t. 9, p. 144). Los mo­mentos de alabanza de la congregación:

 

a. Involucran la participación de todos en el culto.

b. Armonizan el corazón del hombre con Dios.

c. Ejercen una influencia unificadora del pue­blo de Dios en un solo pensamiento.

d. Dan oportunidad para expresar las emociones y los sentimientos personales.

e. Fortalecen el carácter.

f. Tienen gran valor educativo.

g. Resaltan un buen principio de mayordo­mía, al desarrollar un talento dado por Dios.

h. Dirigen al oyente hacia Cristo.

 

2. No debe ser usada para llenar espacios va­cíos, o un imprevisto. Debe estar incluida dentro de cualquier culto o programa, en un momento especial, valorando su importancia.

 

3. No debe ser realizada de manera fría, au­tomática o con falta de preparación. Los himnos que serán cantados y el mensaje que será expues­to deben estar unidos entre sí, fruto de la plani­ficación y de la cuidadosa organización entre los líderes y el Ministerio de la Música (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 458).

 

4. Siempre y cuando sea posible, el ministro de la alabanza debe ocupar un lugar en la plata­forma, como uno de los participantes en el culto de adoración.

 

5. Deben ser estimulados grupos musicales que involucren a una buena cantidad de perso­nas. "[ ... ] Muy pocas veces convendrá que los can­tos sean ofrecidos por unos pocos" (Consejos sobre la salud, p. 481).

 

6. Debe haber cuidado especial para no usar músicas que apenas agraden a los sentidos, ten­gan conexión con lo carismático o den prioridad al ritmo.

 

V. LOS INSTRUMENTOS

1. Los instrumentistas de la iglesia siempre deben ser estimulados a participar de los cultos de adoración, con instrumentos en vivo. Hablan­do del canto, Elena de White recomienda: "[...] Acompáñese entonces el canto con instrumentos musicales tocados con habilidad. No hemos de oponernos al empleo de instrumentos de música en nuestra obra" (El evangelismo, p. 370).

 

2. Debe haber mucho cuidado al utilizar ins­trumentos asociados con la música popular y fol­clórica o que necesiten amplificación exagerada. Cuando son mal utilizados, hacen competencia al mensaje de la música y lo debilitan.

 

3. El uso de play-backs para números espe­ciales debe ser alternativo. Deben ser usados de manera equilibrada, siempre en apoyo al canto de la congregación.

 

4. Los instrumentos deben ocupar su papel de acompañamiento, dando prioridad al mensaje. "La voz humana que canta la música de Dios con un corazón lleno de gratitud y agradecimiento, es para él mucho más agradable que la melodía de todos los instrumentos musicales que han sido inventados por manos humanas" (El evangelismo, p.369).

 

5. La presentación de música que esté dentro de las recomendaciones de la iglesia y que edifi­que a los oyentes, debe tener prioridad antes que las orquestas, las bandas y otros grupos...

 

VI. LAS PRODUCCIONES MUSICALES

1. Las producciones musicales adventistas deben caracterizarse por resaltar nuestromensa­je distintivo.

 

2. Los compositores, los arregladores, los productores y los directores deben dar prioridad, valorar y trabajar con músicos que estén compro­metidos con los principios musicales de la igle­sia.

 

3. Las producciones musicales de las institu­ciones adventistas deben ser referencias de los valores musicales de la iglesia.

 

4. Se debe dar atención y cuidado especial a las producciones vendidas en locales de propie­dad de la iglesia, para que reflejen nuestros valo­res musicales.

 

5. La música presentada en las estaciones de radio y los canales de televisión que son propie­dad de la iglesia, también debe reflejar nuestros valores musicales. Ella posee una gran influencia, forma la cultura musical de la iglesia, y llega a ser una referencia musical de la iglesia para los oyen­tes y los telespectadores.

 

VII. LA EDUCACIÓN MUSICAL

1. Debe considerarse la posibilidad de apoyar a los niños en su entrenamiento musical, a fin de preparar futuros músicos que servirán a la iglesia. Este apoyo podrá ser dado por medio de maestros de música de la propia iglesia o patrocinar clases de música para algún interesado.

 

2. La música debe ser valorada y bien traba­jada en los hogares cristianos. La instrucción y la formación de un gusto musical saludable debe comenzar temprano en la vida de los niños. Los padres deben conversar, orientar y ser un modelo positivo para sus hijos, al escoger con sabiduría la música que será escuchada en casa.

 

3. La educación adventista debe estimular a los alumnos en el aprendizaje de instrumentos musicales, lectura de partituras y canto vocal en coros o grupos.

 

4. Las presentaciones musicales, en todas las instituciones educativas adventistas del séptimo día, deben estar en armonía con las directrices de la iglesia. Esto se aplica a los talentos locales como también a artistas y grupos visitantes. Lo mismo se aplica al uso de los medios de comunicación para entretenimiento (películas y otros) patrocinados oficialmente por la institución.

 

VIII. LA ADMINISTRACIÓN DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA

1. Cada iglesia debe tener su comisión de Música debidamente organizada y que manten­ga reuniones regulares. La administración del Ministerio de la Música no debe estar en manos de una sola persona.

 

2. Deben realizarse charlas, sermones, semi­narios o festivales de alabanza que involucren a cantantes o grupos, y fortalezcan el compromiso con la iglesia y sus principios musicales.

 

3. El liderazgo de la iglesia debe animar a sus miembros a desarrollar sus talentos musicales, al establecer un coro, un cuarteto, un grupo musical, una orquesta o fortalecer un talento individual.

 

4. La iglesia debe, dentro de lo posible, tra­tar de adquirir algún instrumento musical propio para fortalecer  la alabanza y la formación musical.

 

5. La comisión directiva del Ministerio de la Música debe organizar y preparar música espe­cial, y un responsable de la alabanza de la con­gregación para todos los cultos de la iglesia.

 

6. La salida o la recepción de grupos musi­cales o cantantes debe tener una recomendación oficial de la iglesia de la que es miembro. Esta ac­titud valora a los buenos músicos y da seguridad a la iglesia.

 

7. La música no debe ser motivo de discusio­nes o actitudes radicales. La búsqueda del patrón divino debe ser guiada por el amor y la oración y no por la imposición.

 

IX. LA MÚSICA EN LA EVANGELIZACIÓN

1. Toda presentación musical debe contener siempre y cuando sea posible, un mensaje bíblico y un llamado u ofrecimiento de un curso bíblico a aquéllos que aún no sean bautizados, tratando de llevarlos a Jesús.

 

2. Los grupos musicales y los cantantes deben buscar maneras de actuar directamente, y de forma sistemática, en las campañas misioneras y evangelizadoras de la iglesia; o desarrollar sus propios proyectos para cumplir la misión.

 

X. LA MÚSICA EN EL CULTO

1. La música debe ocupar un lugar tan es­pecial como la oración y el mensaje de la Biblia, dentro del culto y la adoración a Dios. Ésta es un sacrificio de alabanza, un medio de promover el crecimiento espiritual, de glorificar a Dios y dirigir al oyente hacia él.

 

2. El mensaje musical especial y la alabanza de la congregación deben estar en armonía con el mensaje bíblico que será presentado. Eso fortale­ce su impacto.

 

3. La música para el culto debe tener belleza, majestad y poder (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 458).

 

4. La música debe ser escogida de manera específica para cada ambiente, programa o culto de la iglesia. "Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas fúnebres, sino alegres y, con todo, melodías solemnes" (El evangelismo, p. 370).

 

XI. EL EQUIPO DE AUDIO VIDEO

1. Debe trabajar en sociedad con el Ministerio de la Música en la planificación y la organización del programa musical de la iglesia.

 

2. Mantiene los principios presentados en este documento, especialmente en lo que se re­fiere al uso de materiales sonoros y visuales en la adoración, la alabanza y la liturgia.

 

3. Ofrece apoyo técnico a los cantantes, los músicos, los grupos vocales y los instrumentales, antes y durante las presentaciones, con el objeti­vo de tener una buena calidad en la adoración y la alabanza.

 

XII. LA MÚSICA SECULAR

1. Los principios de elección musical deben servir tanto para la música "sacra" como para la "secular”. En ningún momento dejamos de ser hijos e hijas de Dios que tratan de glorificarlo todas las cosas. Siempre escogemos sólo lo mejor.

 

2. La elección de la música "secular" debe estar caracterizada por un equilibrio saludable los elementos del ritmo, la melodía y la armonía, con una letra que exprese ideales de gran valor.

 

3. Debe haber cuidado especial en la elección  de la música en programas especiales dentro de la iglesia, tales como: ceremonias de matrimonio, cultos de acción de gracias, seminarios y otros.

 

CONCLUSIONES

Vivimos en un momento difícil, en el que cada vez más las personas y las sociedadesex­presan sus sentimientos religiosos sin una clara orientación cristiana y bíblica. La música ha lle­gado a ser un asunto fundamental, requiere  discernimiento y decisión espirituales.

 

En consecuencia, debemos formulamos las siguientes preguntas importantes mientras tra­tamos de hacer buenas elecciones musicales:

 

1. La música que estamos escuchando o pre­sentando, ¿tiene consistencia moral y teológica tanto en la letra como en la melodía?

 

2. ¿Cuál es la intención que está detrás de esta música? ¿Transmite un mensaje positivo o negativo? ¿Glorifica a Dios (1 Cor. 10:31) y ofrece lo que es más noble y mejor (Fil. 4:8)?

 

3. ¿Está la música comunicando su intención eficazmente? ¿Está el músico promoviendo una atmósfera de reverencia? La letra y la música ¿dicen la misma cosa?

 

4. ¿Estamos buscando la orientación del Es­píritu Santo en la elección de la música religiosa y secular?

 

El consejo de Pablo es claro: "[...] Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el en­tendimiento" (1 Cor. 14:15). No hay duda de que la música es una expresión artística, que toca los sentimientos. Esto nos lleva a evaluar, escoger y producir la música de manera racional, teniendo en cuenta su poder, y tratando de cumplir el pro­pósito de Dios para la edificación de la iglesia y la salvación del mundo.

 

No podemos olvidar que "la música es de origen divino. Hay gran poder en ella. Fue la música de la hueste angelical la que emocionó el corazón de los pastores en las llanuras de Belén y alcanzó el mundo entero. Es mediante la música como nuestras alabanzas se elevan a aquél que es la personificación de la pureza y la armonía. Es con música y con cantos de victoria como los redimidos entrarán finalmente en la recompensa eterna" (Mensajes selectos, t. 3, p. 382)

 

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- Este documento fue aprobado por la Junta Directiva Plenaria de la División Sudamericanarealizada en Brasilia el 3 de mayo de 2005.

- Publicado por la Revista Adventista, Septiembre del 2005.